¡Con qué ilusión vamos cada año a dejarnos nuestros euros en la lotería! Aunque no tengamos pelas para llegar a fin de mes, siempre reservamos una parte de nuestros dineros para comprar ese décimo. Además, hacemos cola en la administración de lotería independientemente de que nos tiremos todo el día en el mismo tramo de ese par de metros que falta hasta llegar a la puerta, da igual que haga sol, que llueva, que nieve...el caso es tirarte todo el día allí con tal de cumplir tu objetivo de cada Navidad: hacerte con un boleto de lotería.
Como tenemos tiempo de pensar y pensar en la bendita (maldita) cola, empiezas a divagar en qué número comprarás. Piensas que no puedes escogerlo a la ligera, sino que tienes que pensarlo concienzudamente porque cualquiera de ellos puede ser el Gordo de la Navidad.
Primero piensas en la terminación..."um, la terminación más premiada ha sido el 5 de toda la vida, así que puedo escoger el 5". Pero lo piensas un poco mejor: "um, pero el 5 lo coge todo dios y ha salido mogollón de veces, así que posiblemente este año salga en otro número".
Después empiezas a pensar en el número completo: "um, los números altos me gustan más, pero los pequeños suelen ser premiados". Y otro dilema queda en tu cabeza. Así que al final, cuando por fin llega tu turno, te dice el de la administración: "sólo nos queda un número y es el 00013" y tú dices: "hostia, después de comerme los mocos en la cola durante 2 horas, el boleto no es ni acabado en 5, ni número alto, y encima el número de la mala suerte ¡me cago en el calvo de la lotería y en el sorteo de navidad!". Aún así, compras el número.
Llega el día y empiezan los niños de San Ildefonso cantando los números y resulta que sale el Gordo. Da la casualidad que es un número alto y acabado en 5. Así que terminas enviando el número 13 a la hoguera (no es el Gordo, pero sí el Flaco) y te sientes desesperado por haber tirado con esos euros que estaban mejor gastados en la factura de la luz.
Y luego en el anuncio nos vienen con el cachondeo del "Que la suerte te acompañe", aunque a todos nos mire un tuerto todos los años...
A ver si tenéis suerte y os toca. Pasad el décimo por encima de la chepa de alguien, sacad brillo a una calva con él, tocadlo en la barriga de una embarazada o ponedlo al lado del San Pancracio.
Saludos.
P.D: Si a mi me toca la lotería, la próxima entrada la escribiré desde las Islas Malvinas que es donde pienso irme de vacaciones si tengo pasta.
P.D.2: La cruda realidad es que muy posiblemente la próxima entrada creo que la haré "here in Spain", desgraciadamente y muy a mi pesar...
lunes, 22 de diciembre de 2008
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4 comentarios:
lo malo de la loteria es imaginarte que haras si te toca, esa es la engañosa ''ilusion'' xDD
La esperanza es lo último que se pierde.
Ojalá este año el premio esté mejor repartido y podamos al menos conseguir un pellizquito.
Besitos y felices fiestas preciosa
a mí me ha tocado la mejor lotería que nunca he podido pensar: el alta de mi madre. :-).
gracias por tu apoyo, laura.
Un beso wapa!
Na de na, no me ha tocao ni el culito
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